El capitán fuma en silencio en su cómodo sillón de cuero negro, firmemente anclado a cubierta frente a las pantallas de los radares. Observa el horizonte por encima de las pantallas y a través de una densa nube de humo de tabaco, con rostro cansado. Yo permanezco en pie a estribor, más allá de la mesa de cartas, repasando el Reglamento de Abordajes y con un ojo puesto en el horizonte.
Vuelta al Reyes V
