Mateo 6:34

El algún lugar de la Costa Blanca.
A 19 de marzo del 2020. Jueves. Hoy viajé hasta Valencia. Salí temprano, más o menos a la hora del orto; aunque no puede decirse con rigurosidad que el Sol saliera, el día amaneció encapotado y deliciosamente lluvioso. Antes de engullir uno de mis habituales desayunos (tan criticados por muchos por los excesos que implican) salí al campo y alcé la cara, dejando que la lluvia se deslizara por mi rostro y cuello, y sonreí. Nada es más alegre y revitalizador que la lluvia, siempre me trae felicidad.

Esperpento electoral

    Leer la prensa por la mañana en vísperas de elecciones es desolador. Ya no sólo por la falta de capacidad de los periodistas, por la pobreza de los textos cuajados de faltas de todo tipo: ortográficas, gramaticales, léxicas. Redactores que no dominan la sintaxis elemental cuando se ganan desvergonzadamente la vida con las palabras. … Continúa leyendo Esperpento electoral

Un destino prometedor

Momentos antes de largar amarras del muelle 164 de Amberes.

A bordo del Mistral, Amberes.
A 20 de agosto del 2012. Lunes.

    La estadía en Moerdijk no tuvo nada de particular. Se trata de un pequeño puerto aislado, en la ribera del Hollands Diep, sin nada en los alrededores más que un par de pequeños pueblos tan tristes, solitarios e inanimados como el propio puerto. Las tierras circundantes son verdes, bajas y llanas, tan monótonas como todo lo demás. A bordo todos lamentamos que nos hubieran cambiado a última hora Rotterdam por Moerdijk como puerto de destino.

Travesía a Moerdijk

Navegando hacia Poniente, próximos a embocar el Estrecho de Gibraltar.

A bordo del Mistral, en la Mar, corriendo la costa lusa.
A 12 de agosto del 2012. Domingo.
    Desperté tras mi breve siesta en la penumbra del camarote, en el que sólo entra cierta tenue claridad a través del pequeño ojo de buey de proa. Me desperecé y estiré y, tras unos minutos observando el techo, así el libro que empecé al embarcar -La cacería, de Alejandro Paternain- y me leí un capítulo completo antes de levantarme a escribir. 

Zarpando de Levante

El buque en el que navegaré los próximos meses, atracado en el puerto de Sagunto.

El Mistral atracó ayer por la tarde en el puerto de Sagunto proveniente de Iskenderun, la antigua Alejandreta fundada por Alejandro Magno. Salté a bordo poco después de que el buque atracara, con mi petate marinero al hombro, y me presenté al capitán mientras el contramaestre abría las tapas de las bodegas y los estibadores comenzaban a...

Retomando El Navegante

El pequeño rincón de casa desde el que escribo.

Valencia, a 22 de mayo del 2013. Miércoles.     Me encuentro, por fin, asentado en el que es mi nuevo hogar. Desembarqué hace unas semanas tras mi última campaña y lo hice impulsado por nuevos vientos de cambio que, entre otras cosas, me trajeron a este nuevo lugar. Se trata de un edificio antiguo … Continúa leyendo Retomando El Navegante

Heroes en la sombra

Lleva semana y media abriendo titulares en los telediarios y acaparando portadas de periódicos, no sólo en España sino también en el extranjero -ni es la primera vez ni será la última-. No él, sino el fruto del trabajo de su equipo, un trabajo largo, concienzudo y minucioso cuyos resultados finales abren noticiarios, aunque nunca se conocerá su nombre ni se verá su fotografía.

Buena Suerte, muchachos

Delfines nadando justo a proa del Lola en una placida mañana de octubre.

A bordo del Lola, en la Mar. En los 41º N, 002º 32’E.
A 4 de octubre del 2011. Martes.

De nuevo guardia de alba. Amaneció hace poco, el Sol salió hará cosa de un cuarto de hora y proyecta una estela naranja de reflejos sobre el Mediterráneo. Estaba acodado en el alerón de estribor, disfrutando del tranquilo y tibio amanecer. De repente un delfín saltó cerca de nosotros, a un cable escaso por el través. Se zambulló de nuevo y volvió a emerger metros más adelante en otro prodigioso salto, justo en la estela del Sol naciente, quedándose suspendido un breve instante en una imagen inolvidable, recortado en negro sobre la estela naranja.

Días anodinos

La recta estela del Lola a través del Mediterráneo.

A bordo del Lola, en la Mar; en los 37º 30’N y 009º 25’E.
A 24 de septiembre del 2011. Sábado.

Hace unas horas doblamos Cap Bon y enfilamos ya rumbo a Poniente. Correremos la costa de la Berbería en demanda del Estrecho de Gibraltar y en poco más de cuatro días daremos amarras al puerto de Las Palmas de Gran Canaria.

Buena proa, compañero

A punto de cruzar las Columnas de Hércules, dejando atrás el viejo Mare Nostrum para adentrarnos en el Mare Tenebrorum.

A bordo del Lola, en la Mar.
A 6 de septiembre del 2011. Martes.

Escribo estas líneas desde la soledad de mi camarote, surcando las quedas aguas del Mar de Liguria que se extienden ante mi vista más allá del portillo. Por estribor se adivina, difusamente definida a través de la bruma matinal, la Isla de la Gorgona. Me gusta navegar por el viejo Mare Nostrum, un mar cargado de historia, leyenda, mito y tragedia. Surcar las mismas aguas que navegaron fenicios, griegos, persas, cartagineses, romanos, moros y cristianos desde los albores de la Historia hasta el día de hoy. Las mismas aguas del mar que surcó Ulises en su mítica Odisea, veintiocho siglos atrás. Un mar que fue cuna y motor de civilizaciones y que simboliza la esencia de lo que hoy nosotros somos.